La abstinencia periódica requiere que las parejas desarrollen comportamientos que nutran su relación aparte de la excitación sexual. Las parejas recuperan el aprecio por lo que deben posponer, si desean evitar el embarazo, mes tras mes, año tras año. Este tiempo de espera periódico aumenta el deseo dentro de la pareja, de tal manera que cuando llega la fase infértil, las parejas están ansiosas por entablar una unión matrimonial, manteniendo viva la “chispa”.